Cualquier tipo de aprendizaje supone un esfuerzo. No obstante, el inglés es el auténtico punto débil de muchas personas, que encuentran en este hecho un bloqueo. El primer paso para avanzar en esta dirección es concretar los frenos habituales en este caso. ¿Por qué a los hispanohablantes nos cuesta tanto esfuerzo aprender inglés? ¡Descúbrelo, a continuación!
Miedo al ridículo
Este es uno de los frenos más habituales, especialmente, cuando se trata de fomentar la expresión oral y propiciar la comunicación en este idioma. Los ejercicios de pronunciación generan mucha inseguridad al alumno por la sencilla razón de que, en inglés, un término se escribe de una forma determinada; y, sin embargo, se pronuncia de otra distinta. Esto es algo que no sucede en español y, por tanto, puede generar una gran inseguridad.
Distinta estructura de las frases
Español e inglés son dos idiomas que no solo no tienen similitudes en la formación de las palabras, sino que, además, tampoco son similares en la estructura de las frases. Por ejemplo, la posición del adjetivo es distinta. A todo ello has de sumar la larga lista de verbos irregulares.
Falta de constancia
Este es un ejemplo de objetivo pedagógico que requiere un seguimiento constante. Es decir, para aprender este idioma, es determinante practicar el hábito de fomentar la experiencia. Sin embargo, con mucha frecuencia, ocurre que los alumnos se sienten cómodos hasta llegar a alcanzar un nivel básico de inglés. Sin embargo, cuando llega el momento de añadir una mayor dificultad, abandonan esta tarea.
Por tanto, una de las razones del fracaso en el aprendizaje del inglés es la cantidad de excusas que se pone a sí misma una persona para tirar la toalla. Una de las excusas más utilizadas es la de la falta de tiempo. La realidad es que unas pequeñas dosis de tiempo semanal son más productivas que la falta de estudio.
Vivirlo como obligación
Todo aquello que se estudia desde el deber adquiere cierto carácter de imposición. Y, como ser humano, asumes tantas obligaciones a lo largo de tu vida que tal vez te agote la idea de añadir una responsabilidad más. Sin duda, hacer un giro en ese pensamiento para comprender que el inglés puede aprenderse como un juego es una excelente premisa que fomenta el empoderamiento del alumno.
Falta de aplicación en la vida real
No solo puedes aprender inglés si viajas a un país extranjero para fomentar la inmersión lingüística. Por ejemplo, también puedes ir al cine para disfrutar de sesiones en versión original y leer blogs en inglés o revistas especializadas. No obstante, si no estableces ninguna aplicación directa del idioma en tu vida diaria, puedes desmotivarte, al sentir que, literalmente, no lo necesitas.
En relación con este punto, las propias costumbres culturales pueden influir de forma negativa en la práctica del inglés. Por ejemplo, la tendencia habitual del doblaje en el cine no alimenta en el espectador la motivación de ver una película en inglés.
El peligro de la comparación
Cuando aprendes este idioma, es fundamental que te centres en tu propio potencial de desarrollo. Sin embargo, si el criterio de tu comparación te lleva a sentirte inferior respecto a aquellos que tienen un excelente nivel, entonces, te frustras tú mismo. El riesgo de la comparación es inevitable, así que no deberías caer en esta trampa, dado que cada persona tiene su verdadera evolución a partir de su propio ritmo.
El hecho de que una persona hable muy bien el inglés es un síntoma de que ha dedicado tiempo de su vida a este objetivo. Por consiguiente, con ese tiempo, tú también podrás llegar a ese nivel.
Zona de confort
Te sientes muy cómodo en tu idioma y te produce vértigo la idea de adentrarte en el aprendizaje del inglés. No obstante, cuando te mantienes toda tu vida muy fiel a esa zona de comodidad, experimentas cierto confort a un coste muy alto: no avanzar en conocimiento. ¡No dejes que este sea tu caso!
Uno de los errores frecuentes es comparar constantemente el inglés con el español. Cuando aprendes este idioma, tienes que hacer un cambio de chip para afrontar este reto, conociendo el inglés sin hacer una comparación continua con cómo se diría cada mensaje en castellano. O tal vez también te resulte más poético el español. Sin embargo, no debes comparar. Cada idioma tiene su belleza.
Falsas creencias
Tus pensamientos y tu visión sobre ti mismo te condicionan más de lo que piensas. Uno de los límites habituales es el de creer que no puedes aprender inglés a partir de determinada edad. La realidad es que la infancia es un periodo fantástico para emprender este objetivo de modo natural, pero, si no aprendiste inglés entonces, tienes una larga vida por delante para hacerlo.
Cómo aprender inglés online
Otro de los errores al aprender inglés es la falta de método por confiar en exceso en la formación autodidacta. Necesitas una motivación y una disciplina. Talking with Cambridge House te acompaña en el reto de aprender inglés facilmente. Por medio de una pedagogía activa de clases interactivas de inglés, puedes cumplir tus objetivos realistas. Son muchos los motivos por los que aprender inglés es una necesidad real en la sociedad actual. Pero, más allá de ser un requisito del currículum laboral, también resulta un estímulo de autoestima que te permite crecer y evolucionar como persona.
Un error habitual es dar la espalda a las posibilidades de las nuevas tecnologías en el aprendizaje del inglés, cuando, gracias a un curso de inglés online, puedes experimentar el beneficio de entrenar no solo tus habilidades lingüísticas, sino también tus competencias tecnológicas.
Por tanto, aprender inglés tiene el mismo nivel de dificultad que realizar cualquier otro aprendizaje personal que te impulsa a ir más allá del temario conocido. Sin embargo, aparte de este punto, cuando comienzas a ganar confianza en ti mismo, descubres que, en realidad, solo te paralizaba el miedo a no estar a la altura de tus propias expectativas. ¡Disfruta de esta aventura de conocimiento!