Pocos factores te aportan una identidad tan definida como el idioma que hablas habitualmente. Es decir, tu lengua materna es tu referencia de seguridad emocional, en cuanto a expresión, socialización y comunicación. Es natural que, cuando hablas en inglés y te encuentras en la primera etapa de aprendizaje, sientas que tu propia personalidad cambia, en mayor o menor medida.
En realidad, tu personalidad no cambia. Simplemente, tienes una mayor actitud de concentración hacia las propias palabras y te fijas en cuestiones a las que no pones tanta atención cuando hablas tu idioma natal. Esto hace que, en un primer momento, tengas menor naturalidad cuando hablas en inglés. Sin embargo, tú sigues siendo la misma persona de siempre.
Causas por las que te sientes diferente al hablar en inglés
1. Sales fuera de tu zona de confort. Tu idioma natal te genera un arraigo importante, ya que lo asocias con tu infancia, tus recuerdos familiares y de amigos, el estudio asimilado en el colegio, tus primeras lecturas, el buen cine… Tu idioma natal es el hilo conductor de la historia de tu vida. Sin embargo, al aprender inglés, estás integrando otro vértice fundamental de tu desarrollo personal y profesional a partir de ahora.
2. Tienes menos recursos. Tal vez sientas que tu conversación está más condicionada que cuando hablas en español, puesto que todavía no controlas los giros del lenguaje, quieres mejorar tu fluidez verbal y no conoces una gran variedad de sinónimos y antónimos.
Tu personalidad sigue siendo la misma de siempre. Simplemente, experimentas una limitación terminológica que, en realidad, es un estímulo para superarte. Ya que no es incompatible que conozcas menos términos en inglés que en castellano y, aun así, seas capaz de expresarte y hacerte entender perfectamente.
3. Nerviosismo y timidez. Algunas personas se sienten de este modo cuando hablan en inglés, sencillamente, porque temen hacer el ridículo. Creen que pueden equivocarse y esto les genera inseguridad. En este caso, lo que te produce preocupación es el efecto y las consecuencias de tus propias palabras. Por ejemplo, tal vez te asuste decir algo fuera de lugar y no saber cómo corregir el error a tiempo.
4. Te evalúas, mentalmente, como si estuvieses haciendo un examen. Cuando te comunicas en tu lengua natal, no te sometes al nivel de presión psicológica que adoptas cuando hablas en inglés y te comportas como si cada momento fuese una prueba que debes aprobar con nota. De forma inevitable, este juicio de valor constante te produce estrés y tensión.
Estos son los principales límites que pueden condicionar tu personalidad cuando hablas en inglés. ¿Cómo evitar que esta situación te afecte a partir de ahora?
Consejos para mantener tu naturalidad al hablar inglés
1. Aprende a dar tiempo al tiempo. No aprendiste a hablar tu idioma natal en un día. Viviste un largo proceso de superación. Desde la adquisición de tu primera palabra hasta el desarrollo de estructuras verbales más complejas, pasó tiempo. ¿Por qué tienes tanta prisa ahora? El verdadero objetivo es aprender. Pero no te presiones tanto con los plazos. Básicamente, fluye.
2. Piensa en inglés. ¿Existe algo más íntimo que el pensamiento o los sentimientos? A partir de ahora, asume el reto de reflexionar en inglés sobre los planes que quieres llevar a cabo durante el próximo fin de semana, las situaciones felices que has vivido durante el día o cualquier otro propósito importante.
3. Ejercicio de introspección. En lugar de pensar que tu personalidad cambia al hablar inglés, piensa, sencillamente, que este es un buen momento para conocerte mejor desde una nueva perspectiva y gracias a esta experiencia que te proyecta ante una nueva realidad.
4. Sentido del humor. La risa es una forma de comunicación que no entiende de palabras. Sonríes igual, al margen del idioma que estés utilizando. Por tanto, acompaña tu aprendizaje del idioma de la actitud optimista de quien es capaz de interpretar la realidad desde un fino sentido de la ironía. Por ejemplo, ríete de tus propios errores.
5. Piensa en aquello que ganas al aprender inglés. Cuando tienes la idea de que hablar este idioma afecta a tu personalidad, pierdes de vista lo más importante: el conocimiento es sinónimo de libertad. Es decir, hablar inglés te ayuda a ser más libre, dado que te aporta autonomía para viajar, expresarte y conocer gente nueva.
6. Si tienes amigos que también hablan inglés, aunque tengáis un nivel distinto, intenta mantener conversaciones en este idioma con tu círculo de intimidad. De este modo, al tener confianza con esas personas, no notarás la diferencia entre expresarte en inglés o español, ya que eso se convierte en algo secundario cuando estás con alguien que te conoce de verdad.
7. Compromiso de aprender inglés online. De este modo, abres nuevas puertas.
La formación en inglés también forma tu personalidad
Cualquier tipo de aprendizaje va más allá de la adquisición de unas competencias específicas. El estudio te aporta un conocimiento y esto influye de forma muy positiva en tu propio modo de ser, ya que pones en práctica tu capacidad de superación y constancia. Por tanto, la formación es el mejor recurso para ganar autoconfianza al hablar inglés y, de este modo, sentirte tan natural como cuando mantienes una conversación en castellano. Solo tienes que generar y construir nuevos recuerdos significativos vinculados con este idioma y, poco a poco, empezarás a desenvolverte con total confianza.
No solo puedes construir nuevos recuerdos a través de la socialización con los demás, sino que también puedes hacerlo en tu ámbito privado si, por ejemplo, decides leer una novela en inglés o ver cine en versión original. Es cierto que el idioma es fundamental como forma de expresión. Sin embargo, la personalidad va más allá de este aspecto. Por ello, recuerda que tu ser y esencia siguen siendo los mismos tanto cuando hablas y piensas en español como cuando lo haces en castellano.
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